La aplicación de tecnologías adecuadas, clave para que la planta se mantenga más sana y obtenga rendimientos más altos en estas situaciones
De jornadas cálidas y sequía, que provocan graves situaciones de estrés hídrico, a olas de frío y lluvias torrenciales. Las variaciones de temperatura que se dan con el paso del verano al otoño e invierno, y que cada vez son más bruscos debido al cambio climático, son algunas de las causas más frecuentes de estrés que se producen en los cultivos y constituyen uno de los problemas más graves para los agricultores, que ven cómo disminuyen sus cosechas e incluso tienen que afrontar situaciones de pérdida total de las mismas.
El fuerte calor, la falta de precipitaciones y las altas temperaturas que se dan en España provocan situaciones de estrés hídrico o deshidratación en las plantas. Este verano ha sido especialmente patente en las zonas centro, sur y este del territorio nacional, donde ha afectado a cultivos de olivo, almendro de regadío, cítricos, frutales, berries, con especial incidencia en las provincias de Huelva y Sevilla, en las que hay amenaza de restricciones de riego.
Pero también la llegada de olas de frío y lluvias torrenciales provocan heladas o encharcamientos que afecten a estos cultivos. Por ello, es fundamental moderar la respuesta de las plantas frente a este tipo de situaciones de estrés ambiental, para que se mantenga sana y pueda obtener un mayor rendimiento que el previsto bajo este tipo de condiciones climatológicas extremas. Así, el uso de una tecnología apropiada que combata este estrés abiótico, con la combinación conjunta de nutrientes, ayuda a mejorar el crecimiento de la planta aún con estos cambios de temperatura.
Para combatir este tipo de situaciones y ayudar a la planta a mejorar su crecimiento y rendimiento, Ecoculture recomienda el uso de tecnologías específicas que combaten este estrés vegetal, como XStress, producto apto para la agricultura ecológica que contiene una mezcla de micronutrientes con un nuevo sistema de formulación, que penetra en los estomas de las hojas con facilidad y sin esfuerzo, refuerza las paredes celulares y fortalece los procesos naturales generados para neutralizar las toxinas oxidativas, mejorando el crecimiento del cultivo en situaciones adversas y el periodo de vida útil del fruto.
Además, recomienda su uso combinado con otras herramientas como NHDelta, que ofrece la forma más adecuada de nutrición vegetal en cuanto al uso de nitrógeno por parte de la planta; CalFlux, que ofrece una mejora en la respuesta de la planta al uso del calcio; o Slick, un humectante que favorece la penetración y distribución del agua de manera más rápida, extensa y uniforme, resultando en un mejor desarrollo del sistema radicular y reduciendo considerablemente el consumo de agua de riego.
“Los factores ambientales severos provocan la oxidación y el envejecimiento de la planta y eso provoca problemas de calidad o de aborto de la fruta, y ante eso debemos buscar respuestas concretas que anulen específicamente el daño que sabemos que se va a producir”, explica el gerente de Ecoculture, Ángel Ruiz Serna. “Es mucho más importante prevenir los efectos del estrés, ya que el daño que se producirá será más limitado que tratar cuando el daño ya está hecho”, añade.
Así, con uso de estas tecnologías adecuadas, “reforzamos la integridad de las células, mejoramos la salud del cultivo, mejoramos la condición postcosecha, obtenemos un mayor crecimiento desde el inicio, reducimos el aporte de nitratos, ahorramos agua de riego, obtenemos un mayor y mejor enraizamiento… Todo ello son factores muy importantes que ayudarán a los agricultores a que sus frutos tengan una mayor calidad y vida útil, a pesar de esas situaciones de estrés, y que ello repercuta en mayores beneficios para el productor”, finaliza Ruiz Serna.