Entrevista a José Antonio Yélamos

La glicina betaína. Estrategias nutricionales contra el estrés abiótico.

D. José Antonio Yélamos es ingeniero agrónomo. Trabaja desde 2006 en la compañía Jiloca Industrial, S.A. (JISA) como responsable técnico-comercial y participa activamente en la formulación de nuevos productos nutricionales.

Jiloca Industrial, S.A. perteneciente al grupo español Ebro Foods, está dedicada desde 1989 a la fabricación y comercialización de agronutrientes. Actualmente, sus productos son comercializados tanto en el mercado nacional como internacional con presencia en más de 20 países.

Destacar que Jiloca Industrial, S.A. (JISA) es socio fundadora de AEFA y siempre ha participado de forma activa en la asociación.

Parece obvio que unas condiciones ambientales adversas a un cultivo influyen de forma importante en su desarrollo, crecimiento y productividad. Pueden provocar lo que llamamos estrés abiótico, cuando es causado por el déficit hídrico, la salinidad, el frío, el calor, la irradiación luminosa etc.

Hay empresas fabricantes de productos nutricionales que utilizan la glicina betaína como materia activa para combatir los efectos que tiene el déficit hídrico provocado por estreses abióticos en los cultivos. Para conocer más detalles sobre esta sustancia y su aplicación en los cultivos entrevistamos a D. José Antonio Yélamos.

 

¿Qué es la glicina betaína?

La glicina betaína es químicamente hablando una amina cuaternaria. Es un compuesto no iónico que sintetizan las plantas como respuesta adaptativa a situaciones de déficit hídrico, produciendo un efecto osmoprotector a nivel celular.

 

¿Que entendemos por efecto osmoprotector?

Cualquier planta cuando se ve sometida a un estrés hídrico pone en marcha una serie de respuestas para protegerse de la deshidratación. A nivel celular al disminuir la cantidad de agua en el medio, se produce un flujo de agua del citoplasma hacia el exterior de la membrana, produciendo una pérdida de turgencia en los tejidos y una disminución de la tasa fotosintética de la célula. La planta empieza a sintetizar sustancias que compensen la concentración de solutos del citoplasma con la que tiene en el medio exterior y evitar la salida excesiva de agua de las células.

La glicina betaína, la prolina, el manitol, los azúcares, son sustancias con efecto osmoprotector que le sirven a la planta para equilibrar el balance hídrico celular.

 

¿Qué efectos tiene la utilización de glicina betaína sobre los cultivos?

El uso de glicina betaína en la nutrición vegetal aporta en primer lugar un ahorro energético pues la planta no tiene que sintetizarla. En segundo lugar, nos garantiza una respuesta más rápida de la planta al estrés provocado por la falta de agua, temperaturas extremas, irradiación luminosa excesiva y salinidad.

Esta velocidad de reacción más eficiente se verá en una mayor capacidad de realizar fotosíntesis, garantizando una mejor realización de todos los procesos bioquímicos que se producen a nivel celular y que tiene como consecuencia entre otros efectos un mejor desarrollo y calidad de polen en momentos de condiciones ambientales adversas y una mejora en la absorción de nutrientes porque la planta puede tener durante más tiempo abiertos sus estomas sin temor a la deshidratación, favoreciendo la entrada de nutrientes en la planta, mejorando la producción y la calidad de los frutos tratados con glicina betaína.

¿Son iguales todas las glicina betaínas que hay en el mercado?

La glicina betaína puede ser de origen natural y de síntesis. La de origen natural procede de extractos de melaza de remolacha (beta vulgaris); es un tubérculo de gran riqueza en esta sustancia y es un producto con gran compatibilidad biológica con la glicina betaína que sintetizan las plantas y que está admitida en agricultura ecológica y no da ningún problema en tratamientos foliares.

 

¿Cuáles son los beneficios de su utilización para el cultivo?

Al tener la planta preparada para superar el estrés abiótico, las células de la planta no verán disminuidas su turgencia, ni la tasa fotosintética se verá afectada de la misma forma que en plantas que no hayan sido tratadas con una fuente exógena de glicina betaína.

Sus beneficios serán visibles en las diferentes fases fenológicas del cultivo. Una mayor viabilidad de polen que favorece un aumento en el número de frutos cuajados y una mejora en cuanto a calibre y llenado de frutos como consecuencia de una mejor tasa fotosintética en los cloroplastos.

 

¿Cómo se comercializa para su utilización en la agricultura?

Las empresas de productos nutricionales han puesto en el mercado tanto productos sólidos como líquidos. Son productos que tienen una fácil disolución.

A nivel de formulación, encontramos productos en su forma técnica y otros que llevan en su composición también otros compuestos igualmente osmoprotectores y/o que facilitan la asimilación de la glicina betaína por la planta pudiendo reducir la cantidad de glicina betaína necesaria en el tratamiento, buscando una sinergia con el potasio que facilita la reactivación del movimiento de savia y son más efectivos en casos de salinidad.

Existen en el mercado abonos orgánicos de origen vegetal a base de vinaza de remolacha que de forma natural aportan glicina betaína asimilable por la planta y que por su relación calidad/precio son una fuente muy interesante como aporte continuo durante todo el ciclo productivo. Además estos productos cumplen con el Reglamento (CE) 834/2007 como insumo en agricultura ecológica.

¿Cómo se utiliza la glicina betaína en la agricultura?

Son productos para aplicar bien en el riego o por pulverización foliar. Cualquiera de las dos formas son igual de válidas, aunque como técnico en la medida de lo posible recomiendo alternarlas. Hay que tener presente que la nutrición foliar es una herramienta muy útil en momentos específicos de los cultivos, en este caso recomiendo usar siempre algún producto con efecto mojante para que el producto esté durante más tiempo en contacto y mejore su eficacia.

 

¿En qué cultivos se recomienda su utilización?

Los beneficios agronómicos de los que estamos hablando sirven para cualquier cultivo. Los resultados serán mayores en cuanto tengamos cultivos más sensibles al estrés y condiciones más adversas que puedan afectarles.

El número de repeticiones y las dosis a utilizar yo siempre digo que dependerá de cuál es el resultado que buscamos y que nos aporte mayor beneficio económico. La nutrición vegetal siempre hay que verla como una inversión y no como un gasto, pues puede incrementar la producción y la calidad del producto en mayor medida que la inversión efectuada en ella. La premisa debe ser incorporar glicina betaína en las células vegetales de la planta para cuando se vea afectada por un estrés abiótico, esté preparada para una respuesta rápida y eficaz que mitigue sus efectos.

 

¿La glicina betaína y sus efectos son conocidos por los agricultores?

Cualquier innovación a nivel nutricional llega primero a las zonas donde existe una agricultura más intensiva. El uso de glicina betaína en la agricultura protegida del sudeste de la península lleva años usándose en determinados productos nutricionales, es desde hace unos años que el nombre resulta más familiar por la proliferación de productos que van orientados a reducir el estrés en los cultivos de forma natural para conseguir aumentar el rendimiento y la calidad de los cultivos.

 

¿Por qué siguen apareciendo productos de este tipo en el mercado?

Durante estos últimos años, la nutrición vegetal está evolucionando hacia el aporte de sustancias a la planta que proporcionen un efecto bioestimulante o que amortigüen los diferentes grados de estrés, tanto del tipo biótico como abiótico, a los que se ven sometidas. Así como ayudar a que las variedades se acerquen lo más posible a todo su potencial genético.

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