El impulso de la fertirrigación
POR CÁNDIDO MARIN, R&D PROJECT LEADER PLANT HEALTH
La fertirrigación se ha impuesto en los últimos 30 años como una herramienta imprescindible para la producción agrícola. La agricultura es la responsable de alimentar a la creciente población mundial. Año tras año se necesitan mayor cantidad de alimentos y de mayor calidad. A la vez los recursos son limitados y la calidad del suelo y aguas se está deteriorando. Es por tanto necesario la optimización de la producción agrícola y asegurar la sostenibilidad y la viabilidad de la explotación. La fertirrigación juega un papel fundamental en ello.
La modernización de los regadíos vino por la implantación del riego por aspersión en los cultivos extensivos y del riego por goteo en los cultivos hortícolas y leñosos. Este fue el primer paso en la optimización de los recursos con el foco puesto en el agua. Se podía reducir la cantidad usada dentro de unas posibilidades más o menos limitadas, minimizando la percolación y arrastre de los nutrientes más solubles. Además, se mejoraba el uso del agua por los cultivos evitando los periodos de encharcamiento e insuficiencia hídrica en los suelos provocados por los métodos de riego tradicionales y que afectan al sistema radicular de las plantas.
El siguiente gran impulso fue dado por la utilización de las nuevas tecnologías: sondas, ordenadores y software que permiten programar los riegos en función de condiciones ambientales, estados fenológicos de los cultivos, condiciones puntuales de los suelos, aguas y fertilizantes empleados. Es ahora cuando además de la optimización en el uso del agua podemos en gran medida mejorar el uso de los fertilizantes, podemos programar la fertilización evitando al máximo las incompatibilidades entre cationes, minimizando el impacto en la CE/salinidad, mejorando el pH del agua de riego y la rizosfera.
En los últimos 10 años se ha avanzado mucho de forma práctica en otras herramientas para mejorar la fertirrigación; las tecnologías para el seguimiento de la humedad en el suelo. Desde las sondas capacitivas, dendrometría, teledetección, etc., podemos conocer de forma muy exacta la situación hídrica del suelo y de las plantas. Si bien es verdad que todavía existe un problema de coste y fiabilidad en estas tecnologías, aumentado también por la variabilidad de los suelos agrícolas de nuestro entorno, la evolución del desarrollo tecnológico nos hace pensar que en unos años serán de uso regular en gran número de explotaciones agrícolas.
En nuestra normal inquietud por la búsqueda de la excelencia, tenemos que compaginar la obtención del máximo rendimiento de los cultivos, con el conseguir una agricultura viable y más sostenible; es así como en los últimos años nos hemos fijado en el suelo. No sólo como soporte de los cultivos, sino como un ente vivo que puede ser de vital importancia para la salud, crecimiento y producción de las plantas.
La rizosfera y el microbioma del suelo
Hoy en día sabemos de la gran importancia de la rizosfera. De la importancia del microbioma del suelo, los microorganismos que interaccionan con las raíces. El estudio de estos hongos y bacterias se ha visto impulsado en los últimos años de manera importante. Ya se han incorporado a procesos productivos como la inoculación de semillas en cultivos extensivos, micorrización de plantas antes del trasplante, aplicación de diversos formulados vía riego (micorrizas, trichodermas, bacillus y otros hongos y bacterias).
La rizosfera es la zona del suelo explorada por las raíces, se puede considerar como los centímetros (1-3cm) que están rodeando cada una de las raíces de una planta. En esta zona hay una gran vida microbiana y el suelo está afectado por los exudados radiculares. La interacción entre planta, suelo y microrganismos es muy intensa e importante para los procesos productivos de los cultivos. La asociación entre microrganismo y planta puede ser de carácter beneficioso (micorrizas, bacterias fijadoras de nitrógeno, etc.) en la mayor parte de las interacciones.
A título de resumen sobre los más conocidos microorganismos del suelo y rizosfera podemos referir a las bacterias fijadoras de nitrógeno. Trabajando de forma simbiótica con las plantas están los Rhizobium, específicos de las leguminosas. Trabajando de forma libre sin necesidad de actividad combinada con planta alguna están Azotobacter y Azospirillum entre otros.
También son conocidos los solubilizadores de fósforo. Es importante conseguir pasar este elemento a formas asimilables por las plantas, algunas especies de los identificados son Pseudomunas putida, Bacillus subtilis, Penicillium bilaji o Aspergillus niger.
A nivel de microorganismos que influyen en el crecimiento vegetal como promotores se puede citar a Trichoderma, Diplodia, Giberella, etc., capaces de producir y movilizar sustancias reguladoras del crecimiento vegetal.
¿Cómo los bioestimulantes pueden mejorar la vida en la rizosfera y la producción agrícola?
Los principales bioestimulantes son formulados a base de aminoácidos libres y extractos de algas. Se llevan utilizando unos 50 años y su papel en los diferentes procesos metabólicos de las plantas son bien conocidos. Estimulan la formación de raíces, mejoran la absorción de agua y nutrientes, aumentan la producción endógena de fitohormonas e incrementan la resistencia de las plantas al estrés producido por factores ambientales. Pueden ser aplicados mediante pulverizaciones foliares o directamente a la raíz a través del riego.
¿Qué ventajas supone la aplicación de bioestimulantes a través del riego?
Ahorro energético en la ruta metabólica del nitrógeno: ahorro de energía en la asimilación de las formas nitrogenadas, maximizando la producción agrícola, y ahorrando en fertilizantes nitrogenados de síntesis.
Modificación de las condiciones de la rizosfera: los L-α-aminoácidos actúan como activadores biológicos, aumentan la capacidad de intercambio iónico, regulan el pH del suelo, movilizan los nutrientes bloqueados en la rizosfera y estimulan la microbiota del suelo.
Índices Funcionales movilización de nutrientes
La aplicación de Terramin®Pro mejora los índices de carbono, nitrógeno y potasio y varios micronutrientes en comparación al Control y diferenciándose del tratamiento con Húmicos en un suelo agrícola estándar.
Aumento de la absorción de nutrientes: los L-α-aminoácidos aumentan el crecimiento de los pelos absorbentes de las raíces aumentando su superficie de absorción. Además, tienen capacidad complejante de muchos oligo- y micronutrientes como (Ca, Mg, Fe, Zn, Mn y Cu), y son reconocidos por los receptores de las membranas celulares como los transportadores naturales de estos nutrientes, aumentando la eficiencia radicular.
Incrementa resistencia al estrés: los L-α-aminoácidos actúan como reguladores osmóticos, decreciendo el potencial osmótico y aumentando de este modo la tolerancia de las raíces y la planta al estrés hídrico o salino cuando las condiciones no son óptimas.
La aplicación de Terra-Sorb® junto con los tratamientos fitosanitarios incrementa la permeabilidad de las membranas ya que mejora la velocidad de absorción de las materias activas (nutrientes y fitosanitarios) al citoplasma celular.
La fertirrigación actual no se puede entender sin el uso de bioestimulantes dado a las necesidades de aumento de la producción agrícola en cantidad y calidad, y a las necesidades de optimizar el uso de los recursos en agua y nutrientes. Hoy es el día en que la aplicación de estos productos es casi obligatoria en pro de conseguir una agricultura rentable, respetuosa con el medio ambiente y sostenible.
En Bioiberica fuimos pioneros y pusimos esta herramienta en manos de los agricultores hace más de 35 años con Terra-Sorb® radicular. A continuación, desarrollamos un bioestimulante específico para viveros y nuevas plantaciones, Inicium®, para cuando es necesario estimular la actividad radicular; así como el nuevo bioestimulante prebiótico estimulador de la microbiota del suelo y también certificado para su uso en Agricultura Ecológica, Terramin® Pro.
Próximamente, lanzaremos el primer biofertilizante de Bioiberica: el nuevo Terra-Sorb radicular SymBiotic™, que aúna las capacidades de los mejores L-α-aminoácidos libres y una cepa exclusiva de Bacillus velezensis (cepa PH-023) para la optimización de la fertirrigación.