Con la llegada de las fiestas de Navidad también lo hace la Poinsettia, una de las plantas ornamentales más populares en España y que se comercializan durante el mes de diciembre.
Su nombre científico es la Euphorbia pulcherrima, originaria de México y perteneciente a la familia Euforbiaceae. Su floración está vinculada con el fotoperiodo (relación entre la duración del día y la noche). Por ello sólo florece en invierno (en el hemisferio norte), cuando la noche es más larga que el día.
Sin duda es una de las plantas protagonista de la Navidad. La compramos para decorar nuestro hogar, las vemos en los jardines públicos, restaurantes, tiendas y demás centros comerciales junto a los tradicionales arreglos decorativos típicos de estas fiestas.
En el mercado están disponibles desde finales de noviembre hasta la tercera semana de diciembre. Es tan popular que se les llama con diversos nombres además de ‘Poinsettia’, como ‘Flor de Pascua’, ‘Estrella federal’, ‘Estrella de Navidad’ e incluso ‘Pascuero’ entre otros.
Aunque la disfrutemos como planta de interior, en realidad es una planta arbustiva, de clima templado – cálido y que en condiciones normales para ella, plantada en el jardín, puede alcanzar perfectamente los tres metros de altura.
No resisten bien los terrenos encharcados y desarrolla escasas ramificaciones, cilíndricas y curiosamente huecas. Si se producen lesiones, vemos que su savia tiene aspecto de látex que en contacto con el aire adquiere una cierta consistencia gomosa.
Sus hojas son verdes, algo lobuladas y crecen de forma alterna. Sus flores… las verdaderas flores, son de escaso valor ornamental, siendo las brácteas foliáceas que las rodean su gran atractivo. Así, cuando nos referimos a ellas como Poinsettias de flores blancas, rojas, rosas, etc. en realidad estamos refiriéndonos al color de sus brácteas que rodean sus pequeñas y verdaderas flores.
Los viveros las cultivan, según el formato y tamaño, desde junio a finales de noviembre. Los formatos más comerciales van desde los más pequeños llamados unifloras… hasta los más grandes denominados ‘arbolitos’, pasando por todos los demás de portes ramificados… más o menos grandes. En los tamaños, las referencias son el diámetro de la maceta y vinculados a ellos la altura de la planta, normalmente dos tercios más que la altura de su contenedor.
Con la mejora genética de estas últimas décadas, podemos encontrarla en los colores blanco, rosas, matizados, jaspeados (también llamados de fantasía) y sobre todo en rojo. Este último es el color más popular y sin embargo, está lleno de tonalidades según a la variedad que pertenezca (‘Peter Star’, ‘Sub Jibi’, ‘Freedom’, etc.). Así, pasamos de las Poinsettias de color rojo con una cuota de mercado de prácticamente un 100%, a situarse rondando el 80% y con tendencia, lenta pero tendencia, a ir bajando durante estos próximos años.
Actualmente, las variedades que se ‘mueven’ por el mercado son Freedom, Cortez, Sonora, Peterstar, Millenium, Galactica, Red Diamond, Silverstar, Da Vinci, Lemon Snow… muchas de ellas con variantes a su vez en distintos colores, por ejemplo Sonora pink, Sonora marble, Sonora dark red, etc.
¿Qué hacer con la Poinsettia una vez comprada?
Las empresas de jardinería lo tienen muy sencillo: las plantan a mediados de diciembre en el jardín, mantienen su riego y tan sólo hay que esperar que no hiele durante este mes para conseguir que aporten su toque colorista durante las festividades navideñas.
A nivel particular es un poco más complejo. Saber cuáles son los cuidados de la Poinsettia necesarios para su mantenimiento, es fundamental para conseguir prolongar su vida incluso durante varios años.
Podemos disfrutarla inicialmente como planta de interior. Como tal, la tendremos dentro del hogar. Debemos de tener el cuidado de colocarla cerca de una buena fuente de luz (zona de ventanas), así como evitar exponerla a fuentes directas de calefacción (radiadores). Ojo, los equipos de calefacción generan corrientes de aire caliente y seco que pueden dañar su follaje.
Su riego debe de ser moderado y siempre dirigido directamente a la maceta, evitando mojar sus brácteas y flores. Esto sólo es una medida preventiva para evitar posibles daños innecesarios. Si optamos por poner un plato bajo la maceta para evitar el manchado del mueble, debemos de retirar el agua sobrante tras cada riego para evitar un encharcamiento y pudrición de sus raíces.
En cuanto al abonado, será de modalidad de mantenimiento, con un equilibrio 1-1-1 y a las dosis más bajas recomendadas por el fabricante durante el invierno.
Conforme pasen los días, podemos ir retirando aquellas hojas que presenten síntomas de marchitamiento. Estas hojas deben de desprenderse con facilidad. Si tiramos de ellas y les cuesta soltarse del tallo, es mejor dejarlas hasta que prácticamente se caigan por sí solas.
Si la cuidamos bien, la podemos tener dentro de casa hasta que pase el riesgo de heladas. Posiblemente estén algo deterioradas… es una planta de exterior. Pero cuando los días empiecen a ser mucho más largos y las temperaturas más cálidas, ya la podemos sacar al exterior o plantar directamente en el jardín.
Este será también el momento de podarla y tratarla a partir de entonces como una planta de exterior. La poda se realiza con tijeras, eliminando sus zonas florales y cortando las ramas a unos 4 ó 7 centímetros del tallo, siempre sobre un centímetro por encima de una hoja o yema. Si esta yema está orientada hacia el exterior de la planta, mucho mejor ya que tras su brotación, la nueva rama crecerá mejor que si lo hace hacia el interior.
La planta comenzará su brotación como una planta arbustiva y lo hará así durante toda la primavera, verano y principios de otoño. A partir del mes de octubre, con los días ya más cortos, paralizará su desarrollo vegetativo y comenzará su inducción floral.
Mejor trasplantarlas en primavera
Si deseamos trasplantar nuestra Poinsettia a una maceta mayor, no debe de preocuparnos el momento hasta que dé comienzo la primavera ya que recordemos es una planta influenciada por el fotoperiodo. Aunque en invierno esté en plena floración, la verdad es que se encuentra en un periodo de bastante reposo en cuanto a su desarrollo.
Tras los fríos invernales, durante los meses de marzo y abril ya podemos proceder a su trasplante. Para ello elegiremos una maceta un poco mayor, entre 4 y 8 centímetros más de diámetro. Entre los sustratos recomendados están el ‘sustrato para plantas de interior’ y el ‘sustrato universal’, ambos turbosos y bien fertilizados.
Durante el trasplante aprovecharemos para podar sus ramas y como por estas fechas ya mejora notablemente la climatología, incluso la podemos tener al exterior para que brote con todo su vigor, convirtiéndose en un estupendo arbusto.
Donde la dejemos, evitaremos moverla del sitio para que crezca aclimatada a él. A las dos o tres semanas comenzará a brotar como un arbusto y así lo hará durante todo el tiempo hasta finales del mes de octubre, momento en el que veremos que comienzan a ponerse de color nuevamente sus brácteas, hasta estar perfectamente florida entre finales de noviembre y principios de diciembre.
La sanidad de nuestra Poinsettia
Dentro de casa, como planta de interior, la Poinsettia no suele tener problemas de plagas o enfermedades. Si vemos que sus raíces se pudren, el problema es muy probable que provenga de un exceso de riego.
En la terraza o el jardín es distinto. Como cualquier otra planta está expuesta a reinvasiones de otras plagas de campos colindantes u otras zonas del jardín.
Las plagas más frecuentes son la mosca blanca y los ácaros durante la época cálida del año. Tratamientos con un insecticida sistémico y un acaricida se pueden controlar fácilmente si se cogen a tiempo. En los dos casos, debemos tener la precaución de mojar bien el envés de las hojas ya que ambas plagas se ubican en esta parte de las hojas.
En cuanto a enfermedades, si no nos excedemos en el riego y el terreno es poroso, no habrá problemas ya que estamos ante una planta muy rústica.